sábado, 24 de febrero de 2018

En recuerdo a Antonio Machado

Nos ha llegado este escrito sobre Antonio Machado y no podíamos no compartirlo:
El día 22 de febrero, miércoles de ceniza, cerca de las cuatro de la tarde, fallece Antonio Machado en el hotel Bougnol-Quintana. Tiene 64 años. A la familia les ofrecen una habitación contigua para que puedan velarle sin que la madre se de cuenta pero ella, entre delirios, abre los ojos y pregunta por Antonio. Le cuentan que se lo han llevado a un sanatorio para curarlo. Su madre llora y cierra los ojos. Tres días más tarde -el 25 de febrero, a las 8 de la noche- morirá en esa misma cama; su cuerpo será inhumado en un lugar reservado a los pobres del mismo cementerio, a una calle del hotel.
Amortajan su cuerpo sólo con una sábana, luego fotografían su cadáver cubierto con la bandera republicana que, aquella misma noche, ha cosido Julieta Figueres. El entierro, civil, cuenta con representación de refugiados y autoridades republicanas y el féretro es llevado a hombros por seis soldados republicanos uniformados. Llegan tres coronas de flores: una del Gobierno, otra de la embajada en París y otra del Centre Español de Perpinyà. El elogio fúnebre corre a cargo de Zugazagoitia, compañero de Machado en La Vanguardia durante la guerra que será fusilado al año siguiente en otra tapia de cementerio, en Madrid.
Un día después del entierro llega a Cotlliure una carta a nombre de Antonio Machado ofreciéndole un lugar de lector en la universidad de Cambridge. Su hermano José les responde amablemente: "Lo enterramos ayer en este sencillo pueblecito de pescadores en un sencillo cementerio cerca del mar. Allí esperará hasta que una humanidad menos bárbara y cruel le permita volver a sus tierras castellanas que tanto amó". En un bolsillo del abrigo de Antonio, su hermano encuentra un papel arrugado con tres anotaciones: "Ser o no ser...", una cuarteta a Guiomar y un verso alejandrino, el último de su vida: "Estos días azules y este sol de la infancia...".

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