Hoy jueves 15 el Cabildo de Gran Canaria distinguira a María Guerra, la alfarera mas antigua de Canarias, con el Roque Nublo de Plata, en reconocimiento a su valiosa labor en el oficio de la alfarería,en el transcurso del Acto Institucional del 99 ANIVERSARIO DE LA COSTITUCION DEL CABILDO DE GRAN CANARIA.
Desde los ocho años ha vivido ligada al barro. Maria Guerra “ La Quema” cumplira en Mayo 87 años y representa a toda una saga de mujeres artífices de una sociedad tan peculiar y que tanto interés suscitó a partir de principios del siglo XIX, la talayeras, fueron las responsable, además, de la conservación y la transmisión del conocimiento alfarero generación tras generación.
María Guerra recuerda aun la agitación que producían las visitas semanales que realizaban los turistas hasta mediados del siglo XX al poblado troglodita de la Atalaya, y que alteraban la monótona vida de sus moradores. Aún recuerda, como si fuera hoy, cómo en su infancia llegaban directamente desde el muelle de Las Palmas los grupos de turistas: “aparecían por el Puente de Las Goteras en coches piratas y nosotras, al verlos venir, preparábamos el taller y la loza. Una vez visitadas nuestras cuevas, les decíamos, ¡un peni, un peni!, para ver si nos daban algo de dinero, se volvían locos para ver las cuevas, a ver la loza ¡y compraban mucha!. Nos dejaban regalos, una tarjeta, un pañuelo y ¡hasta dinero.”
María Guerra | Alfarera y Roque Nublo de plata
´El barro es sucio y duro, por eso no gusta a la gente nueva´
Lleva toda una vida en medio del barrio. María Guerra es una de las grandes alfareras que ha dado La Atalaya, en Santa Brígida
CRISTÓBAL D. PEÑATE
SANTA BRÍGIDA -
"El barro es sucio y duro, por eso no gusta a la gente nueva"
http://www.laprovincia.es/gran-canaria/2012/03/14/barro-sucio-duro-gusta-gente-nueva/445626.html
En el día en que María Guerra es DISTINGUIDA CON EL NUBLO DE PLATA por el Cabildo de Gran Canaria.

José Luis Álamo Suárez. Sociólogo y miembro de la Asociacion Sociocultural ARAN CANARIAS .
Es la última Artesana del Barro en el Barrio de la Atalaya. Ahora tiene 87 años. Cuando empezó a amasar, sólo tenía siete. Más de 80 años ejerciendo una profesión de subsistencia, practicando un oficio y un arte valorado por turistas y paisanos y reclamando, en los últimos tiempos, iniciativas para la pervivencia de esta importantísima institución cultural: la alfarería. Todo ello ha sido y es vivido con intensidad por María Guerra y, por eso, es merecedora de reconocimiento. No sólo en consideración a su persona, sino también, al ser la última locera, en representación de todas las mujeres talayeras que aprendieron, ejercieron y enseñaron el oficio y arte de la alfareria. Porque, en palabras de María del Pino Rodríguez Socorro “la verdadera artífice, no sólo de la preservación del oficio del barro, sino de la creación de esta sociedad tan peculiar y que tanto interés suscitó a partir de principios del siglo XIX, fue la mujer, la talayera, responsable, además, de la conservación y la transmisión del conocimiento alfarero generación tras generación”.
De alguna manera, las publicaciones en periódicos y libros

El reconocimiento a María Guerra, además, ha adquirido un carácter oficial, institucional. En este sentido, el Ayuntamiento de la Villa le ha dedicado una calle en su barrio de la Atalaya que podemos leer siempre que atravesamos su calle principal. Por tener en valor todas estas consideraciones, los organizadores de la Traída del Barro, que todos los años (desde hace 2
Y por eso, este Jueves, día 15 de marzo, el Cabildo de Gran Canaria le concederá el NUBLO DE PLATA, un alto reconocimiento de la Institución Insular a las personas que han hecho méritos en beneficio
María Guerra es una mujer de gran temperamento. Tal vez, gracias a esta personalidad suya, la tenemos todavía entre nosotros, después de llevar a cabo una azarosa vida para poder sobrevivir, manteniendo a su amplia familia (10 hijos), con un trabajo tan duro, con unos procedimientos de venta de sus producciones tan exageradamente ingratos. Y, gracias a esta su manera de ser, ha tenido y tiene un comportamiento rebelde, digno también de mérito para los que creemos que en este mundo hay que luchar por cambiar las cosas que están mal, enfrentándose a los problemas.
Es bueno que se le celebren reconocimientos; pero es mucho mejor que, también en los últimos años, le llamen a participar en las ferias de artesanía. No sólo de buenas palabras vive uno, sino también del dinerito que se consigue vendiendo en San Telmo. Un premio está bien, pero unas buenas excursiones de turistas a la Cueva (taller y exposición) están mucho mejor. Lamenta María el futuro del trabajo del alfar. Torpeza mayúscula de quienes nos dirigen, cuando es un recurso de valor para mejorar la oferta turística. Desaparecerá la Artesanía del Barro a no ser que sepamos dar el salto a la producción alfarera para que los turistas la contemplen, la aprecien y la compren. No cabe pensar en la alfare
El NUBLO DE PLATA a María Guerra entraña contenidos de alto significado para todos nosotros, además del que ya hemos considerado de la importancia de la MUJER TALAYERA.
- En el ámbito de la economía canaria, de los productos elaborados del campo: las durísimas condiciones de la producción y la venta, la división del trabajo en la que las tareas de elaboración correspondían a las mujeres y la búsqueda del barro y la leña, a los hombres. Una venta que exige recorrer todos los caminos que bajan hasta la costa o suben hasta la cumbre. Una actividad económica absolutamente necesaria para los utensilios domésticos que en aquellos tiempos todos eran de barro.
- Se reconoce también una institución cultural que se expresa materialmente: es un aprendizaje, un saber y un arte que, con rudimentarios instrumentos y excelentes movimientos de las manos (estupenda motricidad fina) se incrustan en el barro y quedan allí, para siempre, como útiles, pero también como libros en los que se puede leer.
- Una historia centenaria de un Pueblo que, desde hace unos tres mil años desarrolla una tecnología para satisfacer la necesidad tan perentoria de los útiles domésticos, dando forma y arte a la tierra con agua y fuego. María Guerra, las mujeres alfareras de la Atalaya, del resto de Gran Canaria y de las Islas Canarias aprendieron este oficio de sus antepasados, hasta llegar a los primeros. Es, por tanto, también un reconocimiento a una Historia y a un Pueblo.
- El premio debe ser entendido también como una apuesta por el futuro. En los últimos 50 años hemos ido abandonando toda una riquísima actividad artesanal, de definición económica y cultural y con ímpetu identitario. Ha habido alguna diligencia, en cuanto que la administración le ha destinado recursos para su conservación. (la FEDAC, por ejemplo). Pero falta un impulso mayor de promoción. ¡Bien en conservar; mejor en promocionar!. Los productos artesanales y su actividad misma hoy tienen escaso destino utilitario pero sí decorativo, turístico y como signo de identidad. No podemos cometer la torpeza de dejarlo languidecer en las manos de actividades rutinarias.

http://www.laprovincia.es/gran-canaria/2012/03/14/barro-sucio-duro-gusta-gente-nueva/445626.html
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