domingo, 30 de octubre de 2016

Santa Brigida: Finaos Continua la tradición

Del 31 de octubre al 2 de noviembre se celebra en muchos lugares de Gran Canaria la Fiesta de Los Finados, como se conocen a Los Difuntos, en una expresión que antaño fue muy común en toda Canarias, y que hoy dia se celebra en la mayoria de nuestros pueblos. Aunque antes la efemérides se exaltaba en la noche previa al Día de Los Difuntos, hoy la fiesta se hace la madrugada del Día de Todos Los Santos, aprovechando que la jornada no es laborable.


En torno al grupo familiar o vecinal, se reúnen las personas para recordar a sus finados y hacerles presente de nuevo entre los vivos mediante las palabras de evocación a sus virtudes, anécdotas e historias. Todo ello se hacía degustando los productos típicos del país y de la estación, como castañas, nueces, manzanas, cochafíscos de millo o piñas asadas. Luego venían las taifas y las parrandas, siempre respetuosas porque la ocasión así lo requería.

Así lo celebrara estos días diversos municipios de Gran Canaria, como Agüimes, San Mateo, Santa Brígida, Valsequillo,Firgas y barrios de Las Palmas de Gran Canaria, con participación ciudadana ataviados con vestimenta tradicional, al igual que los grupos musicales que participaron.



Además, de los frutos secos, sobre todo las castañas asadas o sancochadas que se comen, y los higos pasados, destacan los dulces típicos como los bollos de anís, los bollos fritos, los queques. Todo esto a nivel popular, ya que quienes podían también accedían a los huesos santos.

Y mucho antes, los niños también participaban, ya que iban por las casas, la víspera del Día de Finados, es decir el Día de Todos Los Santos, tocando por las casas con unas taleguitas de tela. Cuando les abrían las puertas, los chiquillos preguntaban "hay santos", a lo que habitualmente les respondían afirmativamente, y entonces les ponían en las talegas castañas, frutos secos como almendra, nueces o higos pasados, y algún que otro dulce, sí había. Luego, los chiquillos los reunían y los compartían con su grupo familiar cuando se reunían para la celebración propiamente dicha.

domingo, 16 de octubre de 2016

El Cabildo reedita la obra teatral de Pedro Lezcano, ‘La ruleta del Sur’, al que suma un estudio del profesor García Landín

 
El Departamento de Ediciones de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario presento el día 11 de octubre, en la sede del Museo de la Zafra de Santa Lucía de Tirajana (calle isla de La Graciosa, 33. Vecindario),  el libro ‘La ruleta del Sur’, un estudio planteado por el profesor de Lengua y Literatura de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Las Palmas de Gran Canaria, Felipe García Landín, alrededor del poema escénico estrenado y escrito por el poeta Pedro Lezcano (Madrid, 1920-Las Palmas de Gran Canaria, 2002) hace 60 años.
La presentación de ‘La ruleta del Sur’, segundo de los títulos incluido en la nueva colección bibliográfica ‘Pensar Canarias’ que fue inaugurada en julio con la publicación del volumen ‘Anotaciones en torno a la piedra, la identidad y el paisaje’, de Tony Gallardo, contará con la presencia del propio autor, el consejero de Cultura del Cabildo, Carlos Ruiz, la alcaldesa del municipio, Dunia González, y del director general de Cultura y Patrimonio Histórico de la Corporación insular, Oswaldo Guerra.
‘La ruleta del Sur’ contiene en sus casi 80 páginas, además del propio poema escenificado, considerado como una obra menor en el contexto de la producción literaria de Lezcano, un estudio en el que Landín formula consideraciones alrededor de la estructura dramática del citado texto, su lenguaje y sus personajes. Asimismo, el profesor aproxima al lector a la época y a la escritura de Pedro Lezcano, aportando abundantes fotografías vinculadas al tema que aborda la obra estrenada por el Teatro Insular de Cámara, la aparcería y las duras condiciones del trabajo en el campo en una complicada época vigilada por los centinelas del sistema franquista.
Lezcano, junto a su hermano Ricardo, estrenó ‘La ruleta del Sur’ con el Teatro Insular de Cámara en 1956, colectivo en el que participó activamente durante sus doce años de existencia como director, actor, escenógrafo y dramaturgo, practicando un teatro independiente que aspiraba a desmarcarse del prototipo escénico mimado por el Régimen, lo que en aquellos años significaba un acto subversivo y de rebeldía. Estrenado el texto en el Pueblo Canario, su reparto estuvo integrado por Ricardo Lezcano, Carmen Jaén, Joaquín Blanco y Pilar Alonso. La obra, planteada como un poema escénico en un acto formado por ocho escenas, cantaba los riegos y vicisitudes del campo sureño en una serie de estampas en las que permanece como trasfondo la emigración que azotó en aquellos años a Canarias.
Según indica García Landín, Lezcano animado por el teatro realista y social que irrumpió en España con Buero Vallejo, Alfonso Sastre o Lauro Olmo, se siente en la obligación de escribir esta pieza teatral ligada a la realidad insular desde una actitud crítica, con el objetivo de mover al espectador a la reflexión. Los Lezcano se trasladaron al sur a recorrer en varias ocasiones algunas plantaciones de tomates para observar la forma y las condiciones de trabajo de los braceros, así como los materiales empleados y el vestuario que empleaban las trabajadoras. En 1957 la obra volvió a reponerse en El Museo Canario sobre el escenario proyectado por el artista Felo Monzón y decorado por el propio poeta y escritor.
 
 
Landín explica en el volumen editado por el Cabildo grancanario la estructura dramática de la obra, aportando detalles del desarrollo y desenlace del conflicto de una historia cargada de simbolismo. “El mismo título simbólico marca el drama. La ruleta, la rueda de la fortuna distribuye caprichosamente los bienes y los males”, escribe Landín. “Es necesario destacar que en esta obra dramática, esquemática y sobria, la mujer ocupa el primer plano y casi diríamos único, lo que le da un tono lorquiano. El honor, tema recurrente del siglo XVII, se hace aquí presente por su capacidad expresiva, como metáfora dramática de un conflicto, el deseo de escapar de la pobreza a una vida mejor, sea por el matrimonio o por la emigración”.
La edición de esta revisión de ‘La ruleta del Sur’ incluye un singular glosario de vocablos propios del habla popular de Canarias, que en su día fueron sumados al texto original por Pedro Lezcano.
El volumen ‘La ruleta del Sur’ es la segunda entrega de la colección ‘Pensar Canarias’, una iniciativa editorial que nace con el propósito de mostrar el modo en que, a lo largo de los siglos, artistas, literatos, historiadores, músicos, ensayistas, educadores, a través de sus propios escritos, han pensado en torno a las Islas para ayudar a construir, junto con el resto de la comunidad, lo que hoy conocemos como cultura canaria. A esta segunda entrega seguirán otros cinco títulos dedicados a Agustín Millares Torres, Cairasco de Figueroa, Juan Manuel Trujillo, Felo Monzón y Baltasar Champsaur Sicilia, todos ellos en fase de elaboración.
De esta manera, el espíritu de la iniciativa tratará de dar a conocer desde una dimensión divulgativa aquellos textos que por su importancia han contribuido de forma decisiva a la formación del pensamiento canario a lo largo de la historia.
El libro ‘La ruleta del Sur’ se venderá en La Librería del Cabildo y otros establecimientos similares al precio de 12 euros la edición impresa, y a 5 euros la edición digital en formato e-pub.