Inaguración el Viernes 28 de Junio a las 20.00 horas y abierta hasta el 18 de Julio en la Sala Lola Massíeu de la Villa de Santa Brígida.
Si algo caracteriza la obra de Paco Juan Déniz (1956) este es su compromiso con el tiempo que le ha tocado vivir; su arte es el de un hombre preocupado por el devenir de esta sociedad, un creador íntegro tanto en sus ideas como en sus planteamientos que plasma en sus obras su particular visión del mundo.
La exposición, se inagura este viernes 28 de Junio en la sala Lola Massieu de Santa Brigida y permanecerá abierta hasta el 18 de Julio,en la misma podremos apreciar el arte de un creador ajeno a corrientes y modas pero que incide en su visión surrealista del mundo y la naturaleza. Sus obras parecen piezas extraídas de un estudio antropológico sobre identidad y tradición.
Al subir
las escaleras ves el paisaje, montañas y tejados, la luz y el alisio, una
azotea donde los antiguos palomares se transformaron para convertirse en el que
hoy es su taller de creación. Traspasando el umbral, te sorprendes con un
concierto de colores en el teatro que es la vida: su pintura, una actitud que
Paco Juan Déniz adoptó per se.
Estamos en su estudio y refugio, y la música siempre como acompañamiento.
Durante
años su obra ha sido gestada desde las medianías de esta isla, inspirada no
sólo en los acontecimientos, sino también influenciada por los viajes y
travesías por una realidad palpable dentro y fuera de este archipiélago. El
artista aprovecha las incursiones en otras culturas para luego plasmar sobre
soportes como lienzos, tablas o papel los hechos sociales que nos han conducido
poco a poco a los días actuales. Conocedor de las tendencias del arte moderno,
ajeno a las corrientes y modas y manteniendo sus ideales y creencias;
incombustible en su hacer y alejado de las listas oficiales.
Déniz ha
estado comprometido desde sus comienzos con el acontecer y creando
exclusivamente para sí, sin renunciar a mostrarnos su obra; contándonos, de
forma poética, a través de sus imágenes, desde la introspección que supone el
surrealismo, un estilo en el cual ha sido clasificado por los entendidos, la
decadencia de una sociedad consumista y la pérdida de valores; hablándonos, porque
su obra nos habla y transmite, a la vez del resurgir de las tradiciones y del
respeto por los valores. Esta forma de mostrárnoslo, impávida, emplea elementos
y objetos mas de ayer que de hoy pero con la suficiente carga descriptiva,
simbólica y emocional donde el conjunto de las composiciones no nos dejan de
incitar.
Acontecimientos es algo
más que un título y la expresión plástica de Paco Juan Déniz: una denuncia y una
reivindicación del entorno que le rodea.
Como nos
dice el artista, “empleo el surrealismo
para hablar y contar sobre una realidad social en la que nos encontramos”.
Lo cierto es que su estilo personalizado engloba otras formas bien definidas como
el manierismo, a su manera: los personajes singulares y con sello propio de
todas sus obras, los espacios vacíos con la importancia de elementos en
segundos planos, las perspectivas imposibles y el misticismo del conjunto creado,
muchas escenificadas en espacios abiertos de la naturaleza o en entornos que de
alguna forma tienen referentes naturales; en ocasiones tan solo varios objetos
simplifican un contenido que podría incluso decirse minimalista. De igual forma
el ambiente de sus paisajes es propio de un estilo renacentista, invitándonos a
perdernos en sus espacios abiertos, en la magia de los colores y en la soledad
que subyace en su obra, no sin dejar de presentarnos imágenes donde trata
perfectamente los juegos del claroscuro tan característico de este movimiento.
Los
personajes de sus obras, definidos o indefinidos, humanos, vertebrados o
invertebrados, casi siempre ataviados con complejas vestimentas, llegan a lo
barroco, recargados y con multiplicidad de detalles que nos muestran su
complejidad. Los objetos plasmados también son personajes que representan parte
de la historia, muchos en desuso o suplantados por los avances de la
tecnología. De igual manera, las actividades que están escenificadas a lo largo
de toda su obra son susceptibles de recordarnos esa vuelta al medio natural, a
las tradiciones y a viejos roles sociales, una invitación a mirar a nuestro
entorno caótico y globalizado.
La carga
simbólica de la obra con el empleo de objetos, personajes y formas inventadas es
de un contenido mayoritariamente moralizador. Representando el tiempo y la
divinidad del ojo que todo lo ve, el autor, subversivo, da su particular visión.
Es un gran observador y ello queda patente en su hacer.
La obra
de Déniz es para ser contemplada desde distintos ángulos. Te acercas y te
alejas y los mensajes son contundentes, la lectura de sus creaciones está llena
de infinidad de elementos que amplían el contenido y nos inducen a buscar e ir
descubriendo.
Se
expone en esta muestra la etapa mas depurada de su trayectoria pictórica. Tras
de sí, más de cuarenta años entre pinceles, lienzos y el acontecer social. Su
técnica, siguiendo la línea de los clásicos, es laboriosa: la veladura; sin
prisas y madurando ideas, ello le ha permitido obtener, a través de la
multiplicidad de capas y capas de color licuado, la opacidad y volumen de los
elementos representados. Como base fundamental el óleo y en casi estos veinte
últimos años, el acrílico, trabajando con la plasticidad que ofrece y llegando
a confundir al espectador entre los dos materiales base que ha utilizado para
sus creaciones. Otros han sido las tintas, los pasteles y los lápices.
Influenciado
por importantes artistas como fueron Juan Ismael, Óscar Domínguez, Yves Tanguy,
Max Ernst, René Magritte o Hieronymus van Aeken (el Bosco). Respecto a este
último y yendo más allá de lo dicho por Magín Pérez en su texto de Artespectrum para la anterior exposición
individual, Reflexiones sobre La
Pachamama, nos atrevemos a afirmar que estamos ante el Bosco de estas islas, sin más pruebas ni pretensiones que las
propias que el artista nos ha ido mostrando a lo largo de su trayectoria y
culminando en esta muestra.
Sus
exposiciones son más de noventa, entre colectivas e individuales, realizadas
dentro y fuera de nuestras islas, hallándose su obra repartida por el
territorio, español, europeo y americano. También ha realizado colaboraciones,
ilustraciones y carteles, entre otros.
Paco
Juan Déniz no es un pintor comercial ni lo será nunca. Se sostiene en la integridad
y valores que le han permitido plasmar con auténtica sutileza y maestría el
conjunto de la realidad. Desde algo tan difícil como es la sencillez de la vida
de un autentico artista, comprometido con su entorno y con su aportación a la
historia de este archipiélago a través de su obra y tesón, nos deja esta
muestra no sólo para deleitarnos, sino para pensar que los tiempos actuales
necesitaron de un antes para llegar a un ahora y quién sabe si a un después.
Mercedes Ortíz Moreno.
Comisaria.