lunes, 1 de julio de 2013

Hoy es imposible realizar la historia del arte en canarias en los últimos cuarenta años sin la figura de Paco Juan Déniz.


El pasado viernes 27 de Julio, Míguel Hidalgo presentaba la Exposición de Paco Juan Déniz en la Sala Lola Massieu de Santa Brígida




Tengo la casi seguridad de ser una de las primeras personas que vieron los dibujos de Paco Juan Déniz. Hace de eso,  como mínimo  40 años.

Posiblemente también hoy, estemos viendo sus últimas obras realizadas para esta exposición, independientemente que en su caballete, ya se encuentre una nueva producción.

Ni viendo las primeras y últimas, ni tan siquiera la totalidad de sus obras, me da derecho a decir que conozco y entiendo la obra de este artista.

Podemos entrar en lo obvio, que es surrealista, aunque dialoga con frecuencia con la abstracción. Que utiliza con reiteración y a lo largo de su consolidada trayectoria  una serie de iconos, conocidos por todos, los ojos, los labios, relojes, etc., que forman parte de su mundo onírico, de sus sueños.

Que hay una magnifica evolución en el tratamiento y el uso de los materiales, llegando a un nivel de perfección extraordinaria.


Pero, ¿Donde está la verdad de sus pinturas?

En “el artista conciente”, (de conciencia), como mencionó Angel Sánchez. Persuadido de que: “Es el hombre convencido de que su trabajo está ahí para cambiar el mundo, aunque sea mínimamente”

En el viaje atrevido y peligroso, que anunció  Karl J. Müller. Advirtiendo: “Para el observador nuevo e inocente que se acerca a un cuadro de PJD, puede que se lleve una sorpresa desconcertante”.

O la actitud de afrontar con el ojo crítico de quien mira hacia el futuro. Como dijo Mari Carmen Naranjo. “Donde un gran reloj divide el tiempo en dos, el de la armonía y el de la hegemonía de la obra del hombre”.

O quizás, la denuncia y la reivindicación del entorno que le rodea. Como manifestó Mercedes Ortiz. En “Acontecimientos” que invitaba a “perdernos en sus espacios abiertos, en la magia de sus colores y en la soledad que subyace en su obra”.

La antropóloga, Carmen Ascanio, lo sitúa atrapando el tiempo en la evolución de la realidad canaria. En el que “por supuesto su lugar de origen y dónde ha vivido gran parte de su vida (San Mateo y la zona de medianías de Gran Canaria) no son ajenos a esta imaginería.

O Estaremos, frente a una “conciliación de contrarios” “resultante de la belicosidad entre el hombre y el mundo que le asedia”, como le escribió Arturo Maccanti. En “Construcciones del sueño
Rafael Franquelo, lo describe en uno de los muchos textos dirigido al pintor como “la magia del surrealismo autóctono”. Trasmitiéndonos, “La calma… una calma que se traduce en nuevas aportaciones en su impresionante poética.”



Luis León Barreto, lo sitúa en el “surrealismo expresionista”. Con “algún guiño de Francis Bacon, con lo que estamos en la frontera del expresionismo.”. Con motivo de la exposición realizada en el Club de Prensa Canaria.

Quizás, sea en cada uno de ellos, o lo más seguro, en el conjunto de todos ellos, y otras muchas críticas, estudios o simples opiniones dejadas por escrito, por distinguidas personas.

¿Dónde se encuentra la verdad?

Al contemplar los cuadros, mejor dicho las historias, las narraciones que componen cada una de sus obras, que tienen en común una mínima exigencia, observarlas con detenimiento, llevando a la máxima  el mirar para ver e interpretar.

Pero es Paco Juan Déniz, quien con rotundidad nos dice, “protesto como sé, con la pintura” y  “empleo el surrealismo para hablar y contar sobre una realidad social en la que nos encontramos”.
No ha sido un camino fácil, pero hoy es imposible realizar la historia del arte en canarias en los últimos cuarenta años sin la figura de PJD.

No se puede hablar del surrealismo, sin mencionar a Oscar Domínguez, Juan Ismael y Paco Juan Déniz. Sin ignorar que existen otros grandes artistas canarios en este mismo  ismo.




Paco Juan Déniz, irrumpe con fuerza, en plena movida artística en la conocida como la “Generación de los 70”, siendo el más joven de ellos, pero por su dedicación se hace con su espacio. Recientemente se realiza una exposición de reconocimiento de dicha época, en MAPFRE, bajo el título de “40 años después de los años 70”. Y en ella no podía faltar una obra magnífica y delicada de PJD, realizada en ese tiempo, como confirmación de su presencia en ese periodo fructífero en el campo del arte.

Valga este acto y espacio, para reivindicar la publicación de su biografía, en la colección “Biblioteca de Artistas Canarios”.

Así, como la de una exposición retrospectiva en el CAAM, que sirva para reafirmar su proyección internacional.

Para finalizar, comentar que en estos días, mientras repasaba una autobiografía de un personaje de mucha notoriedad a nivel nacional, en la misma, utilizaba la referencia de una cita del escritor francés, Marcel Proust, que viene a decir:
“Todo lector es, cuando lee, el propio lector de sí mismo. La obra del escritor no es más que una especie de instrumento óptico que ofrece al lector para permitirle discernir aquello que, sin ese libro, él no podía ver de sí mismo. El hecho de que el lector reconozca en sí mismo lo que dice el libro es la prueba de la verdad de éste…”

Y es, trasladándolo a la pintura, con el permiso del escritor Marcel, lo siguiente:
“Todo observador es, cuando observa, el propio observador de sí mismo, la obra del artista no es más que una especie de instrumento óptico que ofrece al observador para permitirle discernir aquello que, sin ese cuadro, él no podía ver de sí mismo. El hecho de que el observador reconozca en sí mismo lo que dice el cuadro es la prueba de la verdad de este…

Nos preguntábamos al principio, ¿Dónde está la verdad en la obra de Paco Juan Deniz?.
Sin cuestionamiento alguno, en el compromiso de lo onírico del propio artista.

Y también, en la interpretación de cada uno de los observadores que se identifica con la obra del virtuoso.
 Quizás es, donde podamos encontrar la libertad y generosidad que nos deja Paco Juan Déniz.  Para la definición  personal de cada uno de nosotros, sobre su obra artística.