viernes, 29 de octubre de 2010


Del 31 de octubre al 2 de noviembre se celebra en muchos lugares de Gran Canaria la Fiesta de Los Finados, como se conocen a Los Difuntos, en una expresión que antaño fue muy común en toda Canarias, y que hoy dia se celebra en la mayoria de nuestros pueblos. Aunque antes la efemérides se exaltaba en la noche previa al Día de Los Difuntos, hoy la fiesta se hace la madrugada del Día de Todos Los Santos, aprovechando que la jornada no es laborable.


En torno al grupo familiar o vecinal, se reúnen las personas para recordar a sus finados y hacerles presente de nuevo entre los vivos mediante las palabras de evocación a sus virtudes, anécdotas e historias. Todo ello se hacía degustando los productos típicos del país y de la estación, como castañas, nueces, manzanas, cochafíscos de millo o piñas asadas. Luego venían las taifas y las parrandas, siempre respetuosas porque la ocasión así lo requería.

Así lo celebrara estos días diversos municipios de Gran Canaria, como Agüimes, San Mateo, Santa Brígida, Valsequillo,Firgas y barrios de Las Palmas de Gran Canaria, con participación ciudadana ataviados con vestimenta tradicional, al igual que los grupos musicales que participaron.



Además, de los frutos secos, sobre todo las castañas asadas o sancochadas que se comen, y los higos pasados, destacan los dulces típicos como los bollos de anís, los bollos fritos, los queques. Todo esto a nivel popular, ya que quienes podían también accedían a los huesos santos.

Y mucho antes, los niños también participaban, ya que iban por las casas, la víspera del Día de Finados, es decir el Día de Todos Los Santos, tocando por las casas con unas taleguitas de tela. Cuando les abrían las puertas, los chiquillos preguntaban "hay santos", a lo que habitualmente les respondían afirmativamente, y entonces les ponían en las talegas castañas, frutos secos como almendra, nueces o higos pasados, y algún que otro dulce, sí había. Luego, los chiquillos los reunían y los compartían con su grupo familiar cuando se reunían para la celebración propiamente dicha.


La Orden del Cachorro Canario y la asociación de vecinos Casco Histórico Vegueta-Triana La Unión mantienen viva, desde hace varios años, la tradición de los finados en El casco Antiguo de Las Palmas.

«Es un grupo de personas que hace cantos especiales en conmemoración de los difuntos, que van rondando por las casas y recogiendo alguna ayuda económica que se solía dar para encargar una misa por los difuntos del pueblo», explica el coordinador de actividades de la orden del cachorro canario, Jaime Llinares.

«Esta tradición se perdió en Las Palmas de Gran Canaria hace muchos años», prosiguió, «teníamos una tradición de gran valor que no debíamos perder, sobre todo por una concepción destructiva de la globalización, en favor de otros ritos importados que nada tienen que ver con lo que nuestros antepasados hacían».

Llinares hace referencia con esta crítica a la celebración de Halloween, tan en boga en los últimos tiempos en diferentes colegios y salas de fiestas de la capital grancanaria. «La orden del cachorro canario quiere hacer pública su enérgica protesta porque esta fiesta tradicional canaria está siendo sustituida por Halloween, importado aquelarre carnavalero de brujas, que nada tiene que ver con nuestra entrañable y respetuosa noche de finados», denuncia Llinares.


La tradición de los finados era, eminentemente, familiar. El día de los finados se celebraba el 2 de noviembre. La víspera de ese día, la mujer de mayor edad de cada familia recordaba a los muertos, los finados, los que habían llegado a su fin. «La madre o la abuela contaba anécdotas de los finados de la familia y los hacía presentes con sus palabras», señala el miembro de la de la Orden del Cachorro Canario.