La vida del escritor argentino Ezequiel Martínez Estrada comenzó el 14 de septiembre de 1895 en un pueblo de la provincia de Santa Fe, donde vivió con su familia hasta los 12 años.

Ezequiel Martínez EstradaTras la separación de sus padres, ocurrida en 1907, el joven Ezequiel se muda a la casa de su tía Elisa, en Buenos Aires, y comienza a estudiar en el Colegio Avellaneda. Sin embargo, su etapa estudiantil no duraría demasiado debido a los problemas económicos que lo aquejaban. A raíz de esos inconvenientes, Martínez Estrada ingresó en 1914 como empleado al Correo Central de Buenos Aires, donde permaneció hasta el momento de jubilarse, en 1946.

Pero el destino tenía preparado otro futuro para este hombre que, en 1921, contrajo matrimonio con la artista italiana Agustina Morriconi. Ya para ese entonces, Ezequiel Martínez Estrada era un reputado poeta. Tres años después, ingresó al Colegio Nacional de la Universidad Nacional de La Plata para enseñar literatura.

Después de 1930, el golpe de estado de José Félix Uriburu inspiró al escritor para crear “Radiografía de la pampa”, un ensayo que publicó en 1933, el mismo año en que el autor recibió el Premio Nacional de Literatura.

A partir de allí, se dedicó a viajar a diversas partes del mundo y a ser corresponsal de la revista “Sur”, donde publicaba poemas, ensayos y pequeñas historias. Luego de vencer una enfermedad de origen psicosomático que lo mantuvo postrado durante los años del peronismo, Martínez Estrada retomó sus actividades en el Colegio Nacional y fue nombrado Profesor Extraordinario por la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca.

Ya al término de la década del ’50, Ezequiel Martínez Estrada, en el marco de un autoexilio, comienza un recorrido por Chile, luego se traslada a Viena y, finalmente a México, donde lo contratan para enseñar en el Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. En ese país, también escribe el extenso ensayo titulado “Diferencias y semejanzas entre los países de América Latina”. Pero su recorrido internacional no terminaría allí, sino que también incluiría una estadía en Cuba, territorio que lo tuvo desde 1960 hasta 1962 como director del Centro de Estudios Latinoamericanos de Casa de las Américas.

Tras la crisis de los misiles que afectó al país caribeño, el escritor decide abandonar Cuba, pasa por México y regresa a Argentina, instalándose en Bahía Blanca, donde se dedica a finalizar sus tres libros sobre José Martí, redacta un trabajo sobre Honoré de Balzac y continúa con la creación de poemas.

El autor de “La cabeza de Goliath”, “La inundación”, “Los invariantes históricos en el Facundo”, “Muerte y transfiguración de Martín Fierro”, “El mundo maravilloso de Guillermo Enrique Hudson”, “Sábado de gloria”, “Tres cuentos sin amor”, “Heraldos de la verdad” y “Tres poemas del anochecer”, entre otros, falleció el 4 de noviembre de 1964.