El 15 de octubre de 2008 fue el primer Día Internacional de las Mujeres Rurales con el objetivo de reconocer «la función y contribución decisivas de la mujer rural en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural».
Este 2018 queremos desde Aran Canarias rendir homenaje a las Loceras de la Atalaya mujeres que dieron vida a una cerámica con señas de identidad propia en un hábitat, el poblado troglodita de La Atalaya constituido por casas cuevas.La “talayera” se convirtió no sólo en la artífice de la preservación del oficio del barro, sino de la creación de una sociedad peculiar que tanto interés suscitó a partir de principios del siglo XIX, convirtiéndole a lo largo del mismo siglo en uno de los lugares de visita obligada para los viajeros y exploradores que llegaban a la isla de Gran Canaria. María del Pino Socorro. En “Hecho con barro”, revista nº 26 del Pajar de la asociación Cultural Pinórele.

La reactivación del comercio
mundial de productos industriales terminó desplazando a la producción local de
cerámicas con fines domésticos, que entran en desuso, y la implantación de la
agricultura de exportación y la recuperación de la actividad turística en las
Islas acaban desarticulando la sociedad rural tradicional que se transforma
ante las nuevas demandas de mano de obra producida por la generalización de los
cultivos de plátanos y tomates para la exportación y por el desarrollo de un
turismo de masas. Esto, entre otras razones, motiva que la producción locera
del pago de La Atalaya no encuentre mercado frente al moderno ajuar de cocina
de metal y plástico y la generalización de la cocina de gas butano, y que la
población de La Atalaya abandone progresivamente la elaboración de cerámica y
pase a trabajar en la hostelería, la construcción, la agricultura o el servicio
doméstico.
Todas estas circunstancias explican el abandono
de la actividad alfarera con fines domésticos y la desintegración de la
estructura socio-familiar articulada en torno a las ancianas alfareras, las
“dueñas” (Ascanio Sánchez, C., 2007: 295), que organizaban la actividad
productiva y comercial y garantizaban la cohesión familiar. Ellas eran hasta
entonces las que mantenían a la familia unida en torno a la actividad
productiva, las que transmitían los conocimientos y las que daban trabajo a
aquellas mujeres que no podían constituir su propio núcleo productivo
Las mujeres han jugado y juegan un papel fundamental en el desarrollo sostenible del medio rural, ya que suponen un 49,15% de la población de las zonas rurales y ejercen funciones de vital importancia para el mantenimiento de la sociedad rural en el territorio. Los cambios estructurales del modo de vida agrícola acontecidos desde finales del siglo XX -desagrarización, pluriactividad, “desfamiliarización agraria”, etc.- han condicionado la permanencia de las mujeres en el medio rural, provocando su éxodo hacia zonas urbanas donde encuentran mayores y mejores oportunidades laborales.
VER: Día Mundial de las Mujeres Rurales
http://www.aidergc.com/blog/dia-mundial-de-las-mujeres-rurales/
No hay comentarios:
Publicar un comentario