sábado, 24 de febrero de 2018

RUTA DEL VINO EN SANTA BRÍGIDA

La iniciativa se complementa con la guía publicada en noviembre para fomentar el enoturismo junto a los productores
La propuesta ofrece un abanico de recorridos que se pueden adaptar a los intereses de los visitantes


Gran Canaria estreno Ruta del Vino, un proyecto que ayudará a conocer y disfrutar de los excelentes caldos elaborados en nuestra Isla, cada día más apreciados y demandados.


El presidente del Cabildo grancanario, Antonio Morales Méndez, y el consejero de Soberanía Alimentaria, Miguel Hidalgo, presentaron el viernes 23 de febrero esta innovadora iniciativa que seguramente encantará a los amantes de la buena mesa.

Experiencias sensoriales


El Cabildo de Gran Canaria ha decidido apostar por un segmento en auge con la intención de aunar esfuerzos con productores, restauradores y hoteleros para combinar ocio, turismo y gastronomía con paisaje, cultura y patrimonio.



“Si lo hacían ellos hace un siglo, por qué no lo podemos hacer nosotros en la actualidad”, exclamó el consejero de Soberanía Alimentaria, Miguel Hidalgo, quien aseguró que las posibilidades que ofrece al mundo rural grancanario son enormes y quien esté interesado en disfrutar de la nueva ruta solo tiene que acudir a las oficinas de turismo o a la Casa del Vino e informarse.


Cuenta, además, con el complemento excepcional de la Guía del Vino de Gran Canaria, presentada en noviembre, y que muestra los mejores productos de 33 bodegas y la Casa del Vino de Santa Brígida, lo que permite a cada persona improvisar su propia ruta.



La APP de esta guía permite conocer los viñedos, el proceso de elaboración y degustar alguno de variedades de tintos y blancos que producen en la isla y diseñar una ruta a medida para visitar lugares como Monte Lentiscal, Bandama, Camaretas, La Culata de Tejeda, Valle de Agaete, Cuenca de las Tirajanas, Barranco de Guayadeque, Los Hoyos y el Palmital de Telde.


La iniciativa puede extenderse también al queso, la miel, el café y las ganaderías, y generar riqueza en estas instalaciones y a los emprendedores que se lancen a diseñar y comercializar rutas, como la empresa Trip Gran Canaria.


Tal es el potencial, que ya turoperadores del segmento de lujo han mostrado su interés por experiencias como la que ofrece la Casa del Queso, en la que los turistas pueden presenciar el proceso de elaboración del producto y, finalmente, elaborar su queso y llevárselo consigo.




Vinos con sabor a volcán



El presidente de la Denominación de Origen de Gran Canaria, Luis López, alabó esta propuesta para situar a los vinos isleños en el lugar que se merecen, ya que son unos productos elogiados por consumidores y expertos por su particular sabor y textura dado por el clima y la tierra volcánica, y fomentar así su consumo dentro y fuera de España, pues en 2017 ya se exportaron 11.800 litros.



Entre las uvas que se cultivan en Gran Canaria predomina el listán negro, ya que de los más de 460.000 kilos recogidos el año pasado, 27.000 correspondían a esta variedad, pero también destacan el listán blanco, tintilla, vijariego negro, moscatel de Alejandría, malvasía volcánica y albillo criollo.



Dos personajes del pasado, Carmen Millá y el señor Miller, uno real y el otro ficticio, transportaron este viernes a más de 100 personas a principios del siglo XX en un escenario de por sí centenario, la Bodega de San Juan, para rememorar la excursión de la vuelta al mundo que hacían los primeros turistas y los momentos en los que José Mesa y López y Ágata Christie andaban por las calles, llegaban nuevas energías y Julio Verne vaticinaba que existirían aparatos voladores.

De esta manera, y siempre acompañados por una rondalla, el Cabildo presentó la Ruta del Vino de Gran Canaria, que nace con un sinfín de posibilidades, itinerarios, catas y degustaciones, y el objetivo  de aprovechar la riqueza rural de la isla para ofrecer experiencias sensoriales a los visitantes y como estímulo para emprendedores, explicó el presidente del Cabildo, Antonio Morales, quien apostó por recuperar tradiciones del pasado para construir el futuro.

Hace un siglo, los turistas llegaban a las bodegas, contemplaban sus viñedos, sus lagares y saboreaban sus vinos, unas rutas que ahora la Institución quiere recuperar como hizo este viernes de la mano de doña Carmen Millán, tatarabuela de Cristina Millán, quien no pudo evitar emocionarse al recibir el reconocimiento a la labor de toda su familia por mantener la tradición enológica y la hermosa finca situada en Bandama, fundada por su tatarabuelo Juan Rodríguez Quegles.

Así, el ficticio señor Miller llegó para admiración de los presentes en un coche antiguo, se deleitó con las naranjas de Telde y se adentró en los lagares, donde fue atendido por Carmen Millán, que lo fue conquistando con su palabrería, y le explicó las texturas y colores de las piedras volcánicas según sean de Tirma, Arucas o Teror, situado a “cuatro horas en coche, y cuatro más si va en tartana”.

“¿No fue Santa Brígida donde se logró vencer a los piratas holandeses?”, le preguntó el señor Miller, quien le contó que se hospedaba en el Hotel Santa Catalina, que al lado había un proyecto que sería denominado Ciudad Jardín, un lugar que le hizo creer que no había salido de Bristol. También le relató, mientras repetía que se encontraban en un momento histórico irrepetible, que caminando hacia el Hotel Metropole se encontró con la mismísima Agatha Christie, una celebridad en su país.

Además, para despertar su interés, en tanto practica un swinn y le sugiere la posibilidad de un campo de golf en Bandama, le cuenta que tiene una cita con un abogado negociante duro de pelar, pero al que dejará boquiabierto con sus proyectos, el insigne Juan Rodríguez Quegles…

“Me gusta esta isla de historia corta pero intensa, la conquista, los piratas holandeses, hasta Colón quiso formar parte de su historia, y ahora este intenso comercio  con los británicos”, le va suspirando mientras se aproxima a la anfitriona.
Bodega de San Juan

Total, que volvieron al tema del vino, y la mujer a recitar los halagos de William Shakespeare sobre los vinos isleños, momento en el que Miller, mientras la invitaba a la playa, cayó en la cuenta de que desconocía su nombre: Carmen Millán, esposa de Juan Rodríguez Quegles, pronunció ella bajo los techos de maderas que el fundador de la banca en Canarias se trajo de Cuba y la cantería de la imponente prensadora que ahora forma parte de este museo que, a buen seguro, hará las delicias de residentes y turistas.



En recuerdo a Antonio Machado

Nos ha llegado este escrito sobre Antonio Machado y no podíamos no compartirlo:
El día 22 de febrero, miércoles de ceniza, cerca de las cuatro de la tarde, fallece Antonio Machado en el hotel Bougnol-Quintana. Tiene 64 años. A la familia les ofrecen una habitación contigua para que puedan velarle sin que la madre se de cuenta pero ella, entre delirios, abre los ojos y pregunta por Antonio. Le cuentan que se lo han llevado a un sanatorio para curarlo. Su madre llora y cierra los ojos. Tres días más tarde -el 25 de febrero, a las 8 de la noche- morirá en esa misma cama; su cuerpo será inhumado en un lugar reservado a los pobres del mismo cementerio, a una calle del hotel.
Amortajan su cuerpo sólo con una sábana, luego fotografían su cadáver cubierto con la bandera republicana que, aquella misma noche, ha cosido Julieta Figueres. El entierro, civil, cuenta con representación de refugiados y autoridades republicanas y el féretro es llevado a hombros por seis soldados republicanos uniformados. Llegan tres coronas de flores: una del Gobierno, otra de la embajada en París y otra del Centre Español de Perpinyà. El elogio fúnebre corre a cargo de Zugazagoitia, compañero de Machado en La Vanguardia durante la guerra que será fusilado al año siguiente en otra tapia de cementerio, en Madrid.
Un día después del entierro llega a Cotlliure una carta a nombre de Antonio Machado ofreciéndole un lugar de lector en la universidad de Cambridge. Su hermano José les responde amablemente: "Lo enterramos ayer en este sencillo pueblecito de pescadores en un sencillo cementerio cerca del mar. Allí esperará hasta que una humanidad menos bárbara y cruel le permita volver a sus tierras castellanas que tanto amó". En un bolsillo del abrigo de Antonio, su hermano encuentra un papel arrugado con tres anotaciones: "Ser o no ser...", una cuarteta a Guiomar y un verso alejandrino, el último de su vida: "Estos días azules y este sol de la infancia...".